Se llaman Blandine de Bovis y Mathilde Blaise. Ambas son francesas (de Marsella y Lyon, respectivamente), tienen 23 años y un proyecto en común que comenzaron hace un mes saliendo de la localidad de Puy en Velay. Su plan consiste en recorrer cerca de 4.000 kilómetros en bicicleta haciendo lo que se podría llamar la Ruta de las mujeres excepcionales .

Tras terminar la carrera de Psicología, las dos aventureras, que se conocieron en la facultad en Lyon, se han tomado un tiempo antes de iniciar su vida laboral. Prepararon durante un año su periplo, contactos y financiación con el apoyo de una beca del gobierno, varias empresas francesas y lo que ahorraron trabajando este verano, y se pusieron en marcha siguiendo el Camino de Santiago francés. El viernes llegaron a Vigo, donde fueron acogidas por Victoria de Lis, amiga de una prima de Mathilde que ejerce de Cicerone y lo que les haga falta (como su ropa, ya que la de ellas sigue secándose tras la intensa lluvia que las recibió al llegar a la ciudad).

Más de 4.000 kilómetros

Desde su salida, han hablado en Francia con una activista de la resistencia de 92 años, una pintora, dos alpinistas y varias empresarias. Su primera parada en Galicia fue en Santiago, pero es en Vigo donde han entrevistado a las dos mujeres de excepción elegidas entre muchas opciones, que les han impactado: la montañera Chus Lago y la madre coraje que lleva años luchando contra la impunidad de los narcos, Carmen Avendaño.

Para terminar su ruta aún les queda completar más de 4.000 kilómetros a pedal. Después de Vigo, atravesarán Portugal, volverán a España haciendo paradas en Sevilla y Cádiz, cruzarán el Estrecho para visitar Marruecos, regresarán pasando por Madrid, Toledo y Barcelona, y sus últimas citas serán en Perpignan y Carcasson.

Cada quince días actualizan su página en Internet ( http://tracatrace.femmes.free.fr ) y vierten en la red las novedades: entrevistas y fotos de las mujeres que han conocido, e impresiones sobre los lugares y personas que se van encontrando por el camino.

Su idea del viaje consiste en vivir de la forma más sencilla posible. Llevan en su equipaje 15 kilos de peso y una cámara de fotos, pero van sin ordenador ni móvil. «Hay muchos cibers y teléfonos por el camino», cuentan. Duermen en albergues, en casas de personas con las que han contactado previamente, o donde surja, como cuando tuvieron que pasar la noche en una comisaría francesa, con permiso de los gendarmes, porque no encontraron otro lugar. «Nos gusta estar en contacto con la gente y forma parte de la aventura. Es una manera de cortar amarras temporalmente y disfrutar con más libertad de este proyecto», explican añadiendo que por el camino se han encontrado «con la hospitalidad y la generosidad de la gente».

Conferencias y un libro

Cuando termine su aventura controlada , cuyo final previsto será el 2 de febrero del 2004, su compromiso consiste en ofrecer varias conferencias sobre su experiencia (en París, Lyon y Puy en Velay) y editar el libro de las Mujeres excepcionales .

En el futuro, piensan en dedicarse a su profesión, en el área en la que se han especializado en París, psicología aplicada a la empresa, aunque ambas coinciden en que les gustaría dedicarse al acompañamiento de enfermos terminales.